Ya sea eléctrico o acústico, su presencia es imprescindible, inconfundible e indispensable para una potente canción, dando junto con la batería la base armónica y melódica de la pieza, pero a su vez siendo lo suficientemente independiente como para gozar del estatus del primer plano, volverse solista y elemento principal. Uno de los instrumentos esenciales en el rock y muchos otros géneros, pero, por desgracia muchas veces menospreciado, el bajo.
Su papel en la historia de la música es constante, con presencia importante en diversos géneros y estilos, pero, centrándonos en el rock y sus variantes, es usado como arma predilecta de músicos y creadores de primera línea, y también reducido a la nada por los mismos músicos, ingenieros de audio, de mezcla, productores y hasta oyentes.
Famoso es el caso de bandas como Metallica que, a pesar de haber contado hasta la fecha con tres bajistas excelentes, en sus álbumes de estudio han sido relegados (salvo afortunados solos, líneas aisladas y acentos) al predominio de la guitarra en sus acordes o prácticamente omitidos en la mezcla final. Orion, My friend of misery y Cyanide entre los extraños casos de un sonido destacado por parte de este instrumento en esta agrupación.
Otro caso es el de The White Stripes, quienes han prescindido completamente del bajo en favor de un sonido más crudo. Si bien retienen un sonido agresivo, en mi humilde opinión, su música se vería increíblemente beneficiada con la inclusión de las gruesas cuerdas de un buen bass.
En el lado opuesto se encuentran bandas cuyo bajista es indispensable para su sonido y parte integral de la potencia, carisma y entrega. Por mencionar sólo algunas: Tool, Iron Maiden, Primus, Rush, Manowar, Muse, Red Hot Chilli Peppers, etc.
¿Cómo imaginar verdaderos himnos como Vicarious, Schism, Wrathchild, Wynona's Big Brown Beaver, Mountains, Hysteria o la ya mencionada Orion sin estas poderosas cuatro, cinco o seis gruesas cuerdas?
En medio de todo esto, está lo peor que le puede pasar a un bajo o a cualquier otro instrumento: un músico mediocre.
No es que tenga que ser un virtuoso, pero, en mi experiencia personal me he encontrado con una inmensa cantidad de bandas en las cuales el bajista es el músico de salva, haciendo un trabajo por debajo de la decencia y arruinando el sonido general del grupo simplemente porque, en un equivocado consenso general y en su particular cosmovisión adocenada, no es el músico principal y puede colgarse del resto de los músicos para descansar sobre sus laureles.
En el ámbito del rock en específico, creo que el balance entre instrumentos es una parte clave de su éxito o fracaso. El bajo en el rock goza de gloria e infamia por igual, pero aquellos que han sabido apreciar y sacar jugo a su hermoso sonido, llevándolo más allá de un simple acompañamiento o base y llevándolo al nivel de fundamental para un sonido completo y envolvente son destacados e innovadores músicos o gente de estudio.
Este instrumento es el ritmo, la base armónica junto con la batería, el hermano aumentado en densidad de la guitarra, el descanso etéreo del agudo estridente, la gruesa envoltura de una pieza, el metálico brillo de un acorde, el enfocado golpe de un slap, la potencia inminente de una frecuencia específica, la guía que lleva al resto al final del túnel y el tiempo, la grave presencia multitonal que acarrea una emoción y un lenguaje tan propio que se vuelve indispensable.
Mediocres, absténganse.
rodävlas
lunes, 18 de mayo de 2009
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