lunes, 18 de enero de 2010

Haití

Tras el terremoto de hace unos días, la ayuda internacional, impulsada por un noble sentimiento humanitario para con la isleña nación, fue prácticamente inmediata.

Se crearon fondos, se planea un teletón, diversas organizaciones se han unido a los esfuerzos de rescate, procuración de orden, seguridad, entrega y distribución de comida y medicinas, se juntan voluntarios y se mantiene una mirada expectante ante el desarrollo de los hechos en Puerto Príncipe y sus cercanías.

Dentro de las acciones más importantes que podemos tomar para ayudar en verdad a este país, está una encabezada por la asociación ONE, la cual está promoviendo la firma de una petición al FMI, al Banco Mundial y otras entidades con los cuales Haití se encuentra actualmente endeudado, para cancelar su obligación de pago y, por otro lado, hacer que todo el dinero que llegue a la nación caribeña sea en forma de apoyo, no de préstamo.

La primer respuesta del Banco Mundial ha sido congelar la deuda haitiana por 5 años. Esto, sobra mencionarlo, no es suficiente.

En momentos de tragedia humana provocados por la naturaleza (erróneamente llamados desastres naturales), los hombres de poder tienen la oportunidad y la obligación de actuar con algo que denominamos, haciendo eco a nuestra especie, humanidad, de la cual parecen carecer y haber cambiado por algo que podríamos llamar 'poderidad' o 'dineroidad'.

Un especialista destacaba el hecho de que lo que necesita en este momento el Estado haitiano devastado es dinero. Así funciona el mundo. Y mediante el poder del dinero y los que lo tienen se logrará dar la mano para ayudar a levantar a los afectados.

La pobreza es una de las mayores plagas que nos afectan como sociedad, si no es que la peor de todas, ya que de ella derivan grandes males que deberíamos erradicar como especie pensante y evolucionada.

Las desgracias presentan la oportunidad de una acción que quizás normalmente no tomaríamos. Lo único positivo que se puede sacar de ellas son los cambios radicales en la estructura de nuestra sociedad en pos de un futuro mejor para todos.

Firmar para cancelar la deuda de Haití toma menos de tres minutos, y puede ayudar de forma tangible a miles de personas por el resto de sus vidas. ¿Tienes el tiempo de hacerlo?

Entra a este enlace: http://www.one.org

lunes, 11 de enero de 2010

Ley contra ley

Recientemente se aprobó una reforma a la ley que permite el matrimonio civil de personas del mismo sexo, así como el derecho de las mismas a adoptar.

Calificar el debate y la respuesta de todos los sectores de la población ante la medida como acalorados sería un eufemismo. Avivando debates y opiniones que tienen milenios de antigüedad, uno de los gritos de condena que más alto se levanta en nuestro país es el del sector religioso, en específico, el católico, y el partido político pseudosecular Acción Nacional.

Dentro de la avalancha de opiniones, clamores de linchamiento, sentencias de condenación, gritos de alegría, demostraciones de júbilo, comunicados de prensa y demás, se ha perdido una parte central en la discusión en lo que refiere formalmente al hecho de que es una medida de ley. Ley secular.

El sector religioso tiene todo derecho a su opinión y es respetable y completamente correcta, desde su punto de vista, claro. Innecesario resulta enumerar las condenas y frases proferidas. El sector homofóbico, el tradicionalista, el mocho y muchos otros se oponen a una ley contemplada para humanos, no para heterosexuales.

La ley secular, benditamente alejada de preceptos, cánones y dogmas religiosos tiene como deber y obligación proteger, amparar y escuchar al ser humano como eso, como ser humano, independientemente de condiciones sociales, económicas, políticas (fuero e inmunidad diplomática, los tengo en la mira) de fe o preferencia sexual.

Ahora es necesario hacer una división, ya que fueron dos leyes las aprobadas.

En cuanto al matrimonio civil.

La ley secular está obligada a respetar la decisión de una mujer de casarse con otra mujer, o la de un hombre con otro, simplemente porque cada persona es libre de asociarse, fraternizar o unirse a quien se le pegue la regalada gana. A la ley no debe importarle si algún dios estallará en ira y condenará a quien difiere de sus doctrinas a un dantesco círculo del infierno, y esto por una sencilla razón, porque tu dios, el que elijas o te elija, no es el mismo para todos. Punto.

Formar una pareja, por amor, aunque el homosexual rechace (por no practicarlas, no tanto por vituperarlas) las relaciones heterosexuales y viceversa, es un derecho universal que no debe recaer en percepciones de bien o mal. Simplemente es.

Así las cosas, que se case quien quiera con quien se deje.

En cuanto a la adopción.

Igual o más complicado, pero con muchos puntos en común. La discusión raya en el término de lo que es 'peligroso' para un niño. En ese cariz, ¿qué es más 'peligroso', un fanático religioso o un homosexual? Las posturas totalitarias e intolerantes siempre excluirán a alguien, por lo tanto, los homosexuales podrían juzgar de 'figura paterna poco conveniente' a los fanáticos religiosos y viceversa, y ambos estarían equivocados.

Los procesos de adopción están conformados por una infinidad de filtros que hacen de la misma una decisión extenuante, donde cada aspecto de la vida de los solicitantes es escrutado, y en el que es más fácil reprobar y apenas se pasa de panzazo, o de plano se recurre al tráfico de infantes, para evitar hacer examen como posible padre o madre.

Sobran los ejemplos de actividades o creencias perjudiciales para un niño al que se pretende educar en el seno de una familia. Alcoholismo, violencia física o psicológica, escasos recursos intelectuales y demás. Y para permanecer en tema, religión y preferencia sexual.

¿Es más fácil explicarle el concepto de dios a tu hijo de 4 años que el hecho de que tiene dos mamás?

Si se ha de prohibir el exponer a un infante a un ambiente familiar homosexual, también se debe prohibir toda educación religiosa en el mismo. Pareja y dios son cuestiones de decisión, pero ambas nos son dictadas, junto con muchas otras cosas, en parte por nuestros padres. Las escisiones familiares por discordancias en estos dos puntos son muestra de que debemos conocer las cosas para tomar decisiones informadas. Es comparable a si tus padres te quieren obligar a ser proctólogo cuando en realidad tu anhelo es ser piloto.

En general.

La ley de una religión específica, por mucho que pese a sus fieles, no es universal. Ahí radica la importancia de la ley humana, la cual debe hablar por absolutamente todos, y respetar a todos, incluyendo, en este particular caso, su preferencia sexual y su deseo de formar una familia. Como tal, mi amigo Benito Juárez ya lo expuso mejor que muchos, imagino conoces la frase.

lunes, 4 de enero de 2010

En el olvido

Los magnos tomadores de decisiones en nuestro país deben encontrarse contentos con el inicio del 2010, su plan para seguirse burlando de la gente y vivir a expensas de ella por medio de alza de impuestos y precios en productos de necesidad básica se ha concretado en las primeras horas del incipiente ciclo en esta nueva vuelta al astro rey.

Meditando sobre todo lo que mantiene inconformes a los ciudadanos normales, podríamos resumirlo o definirlo con el hecho de que simplemente hemos sido olvidados. Se ha perdido entre los billetes, la violencia y la impunidad el recuerdo de que nosotros, el pueblo, somos los que deberíamos controlar el país dando el 'mandato' a los mandatarios, y no al revés.

Vivimos olvidados en el secuestro de los envenenadores y megalómanos, nadamos entre gordos escualos hambrientos de más y más poder y dinero.

Pero el problema sigue siendo aceptarlo y no unirnos para mejorar. Nos llenamos la boca relatando las iniquidades, quejándonos y mentando madres, pero en cuanto vemos oportunidad de hacer algo o mejorar, incluso a expensas del tipo de al lado, lo hacemos con mucho, poco o ningún remordimiento.

Siempre que inicia un año, saltan a la luz los problemas de todo tipo de grupos. En el que atañe a nuestra nación hayamos los más severos en mucho tiempo. También al iniciar el año, surgen la infinidad de propósitos de cambio para mejorar.

Pero todos son individuales, y así no se forja un mejor futuro como nación. Sólo uniéndonos es como se escuchará la voz de la razón y el orden en contra de los abusos del poder, y no me refiero a marchas, plantones o cierre de vías, me refiero a unión en acciones que verdaderamente forjen un cambio, de forma energética pero pacífica, demostrando a los cerdos en el poder que no seremos condenados al olvido.

¿Por qué no dejamos todos de pagar tenencia?
¿Por qué no organizamos más días sin usar el celular para bajar sus tarifas?
¿Por qué no reducimos nuestro gasto en una de las gasolinas más caras del mundo?
¿Por qué no dejamos de pagar impuestos hasta que la reforma hacendaria se concentre en los que más tienen y más evaden gracias a recovecos legislativos?

Sólo por medio de acciones pacíficas estaremos presentes de forma positiva y precautoria no en la memoria, sino en el inmediato futuro mental y de acción de los magnos tomadores de decisiones. Es hora de que dejen de vivir a nuestras expensas y que lo sigamos permitiendo.

Es hora de salir del olvido.