lunes, 30 de noviembre de 2009

Mejor temprano que tarde

Para ser un país con un índice de lectores más que deplorable en cuanto a cantidad y calidad de los textos consumidos por los ojos y almacenados detrás de ellos, contamos con escritores que han marcado pauta y destacan a nivel mundial en su oficio, aunque parezca que trabajan y publican en tierra de nadie.

Tal es el caso del escritor José Emilio Pacheco, quien recientemente ha sido galardonado con el premio más importante de letras hispanas, el Cervantes, otorgado por el Ministerio de Cultura de España. Por si fuera poco, también se embolsó este año el premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, algo que sólo había logrado el español Antonio Gamoneda en 2006. Otros grandes han ganado ambos premios, pero en años distintos, lo cual, claro, no resta mérito a ninguno de ellos.

Aprovechando la ocasión de celebrar una vez más a uno de los nuestros (viva México, sí) entre los grandes, bajo cuya inmensa sombra espero poder germinar en alta secuoya, me uno con esta publicación digital a las felicitaciones a un maestro de la letra no sólo hispana, sino universal.

Mucho se puede hablar y analizar sobre el trabajo literario de Pacheco, pero creo que leer un análisis sobre una obra, antes de internarse en la obra misma, crea expectativas y forma opiniones que no son las de uno, están, de principio, influenciadas por críticas y apreciaciones de terceros. Mejor perderse entre las letras como un neófito, para luego digerirlas y crear una experiencia personal, que luego puede ser enriquecida por la crítica, comentarios y análisis de otros.

Personalmente, me faltan batallas y desiertos por descubrir de él (y de tantos otros), así que poco a poco hay que irse adentrando en lo que, apropiándome de una frase de Saramago, podemos llamar 'el hermoso encuentro'.

Reiteradas felicitaciones al maestro.

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